En las últimas tres semanas el tema sobre la infección causada por el agente coronavirus se ha convertido prácticamente en el único tema del que se habla en la familia, en el trabajo, con los amigos, en las redes sociales, etc., con una extensión mundial que ha cambiado la dinámica de vida de todas las familias sin distingo de raza, cultura ni condición socio económica.
¿Pero cómo se ha expresado en la edad infantil la infección por coronavirus?
Desde que se inició la pandemia se ha planteado que la mayoría de los casos de infección por el coronavirus en niños son de manifestación clínica leve, y la exposición epidemiológicamente es una clave para reconocer el caso pediátrico. La identificación de este nuevo agente en el 2019, estableció perfiles clínicos en niños de forma desconocida, Basados en un estudio realizado en 10 pacientes infantiles de un hospital de Wuhan, China durante la epidemia, entre enero-febrero 2020
Básicamente se estableció como casos sospechosos tomando en cuenta dos criterios:
1.-Tener un estudio epidemiológico enlace a casos de adultos con infección confirmada o altamente sospechosa o exposición a áreas epidémicas
2.-Presentación con fiebre aguda y/o síntomas respiratorios
La presencia de estos dos criterios era suficiente para el ingreso en sala de aislamiento dos días después del inicio de la enfermedad.
La edad de afectación oscila entre los 3 meses y 10 años. Los síntomas más frecuentes fiebre en el 80%, con temperaturas que oscila 37,7 a 39,2 ° C, que se resuelve 24 horas después del inicio.
Tos en el 60% de los casos, dolor de garganta en el 40%, congestión nasal 30 %, estornudo y rinorrea en el 20%
Ningún niño, en este estudio, presento dificultad respiratoria ni diarrea.
A pesar de no presentar disnea,el 40% de los pacientes pueden presentar radiografía de tórax con infiltrado irregular unilateral, observada en la etapa más temprana de la infección.
El diagnóstico se realiza mediante la detección ARN 2019-n-CoV en hisopos nasofaríngeos y de garganta dentro de las 4 a 48 horas después del inicio de los síntomas. En él 83,3 % de los pacientes puede detectarse el ARN en muestras fecales. Este último dato puede ser otro sitio de replicación viral al igual que la eliminación del virus en muestra respiratoria.
Hubo dudas inicialmente relacionadas a que, si los niños podían estar expuestos, o si se contagiaban. Ya actualmente no hay dudas al respecto. Y quizás lo más importante es su riesgo de transmitir el virus, sobre todo a los más susceptibles.
Se ha tratado de argumentar el por qué en los niños es leve la sintomatología y curso de la enfermedad. La relativa inmunidad tiene varias teorías:
- La primera expresa que a medida que las personas envejecen, su sistema inmunitario se debilita. Esto potencialmente les da a los niños una ventaja sobre el virus y les da a sus cuerpos una respuesta inmune más controlada. Los niños están constantemente expuestos a otros coronavirus, incluidos algunos que causan el resfriado común, lo que podría brindarles una protección cruzada contra este. Sus pulmones también son más saludables, ya que han estado expuestos a menos contaminantes, lo que podría ayudar.
- Otra teoría tiene que ver con un receptor al que el virus se une en las células pulmonares humanas llamado receptor de la enzima convertidora de angiotensina II, o ACE2. Ese receptor es al que se unen otros coronavirus, como el virus que causa el SARS. Los niños pueden tener versiones menos maduras de ese receptor, lo que puede darles una carga viral más pequeña cuando se exponen. Resaltando la teoría que relaciona la viremia, el mayor tiempo de exposición al agente y la mayor carga viral con la gravedad de la enfermedad.
A pesar de las señales prometedoras de que los niños se están defendiendo bien del virus, los expertos advierten que los bebés prematuros y los niños con afecciones crónicas subyacentes aún deben considerarse de alto riesgo de desarrollar complicaciones o enfermedad grave.
Todo esto nos lleva a reflexionar sobre que, no obstante a la protección que tiene la edad infantil a desarrollar enfermedad grave por este voraz virus, hay que tomar una conducta equilibrada sin alarmismo, pero con gran conocimiento de que, al igual que el resto de los ciudadanos, los niños y adolescentes deben mantenerse bajo las estrictas normas de aislamiento social, con las medidas de aseo e higiene doméstica que permitan mantenerse con bajo riesgo de infectarse o de transmitir, mientras así lo consideren los organismos sanitarios competentes.
Equipo del INVANEP