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Estimulación táctil pasiva y su repercusión clínica y neurofisiológica (P300) en niños ciegos con sintomatología de trastorno por déficit de atención (TDA)

Autores: Serrano, I., Herrera, B., Romero, S., Nogales, R, Poch, J. Quintero, J. y Ortiz, T.

Resumen

La estimulación táctil pasiva global en milisegundos es una vía válida para alcanzar un procesamiento cerebral multimodal y una habilidad para el reconocimiento espacial y una reorganización cerebral que permite un mayor número de conexiones sinápticas en áreas temporo-parieto-occipitales. Se ha comprobado que el procesamiento espacial de estímulos no visuales en ciegos se reorganiza y amplía hacia áreas corticales occipito-parietales por lo que la estimulación táctil repetitiva pasiva a largo plazo en niños invidentes puede dar lugar a la reorganización estable del córtex visual y sus conexiones con áreas temporo-parietales, responsables de los procesos atencionales espaciales. En este sentido se han publicado diferntes estudios con niños con trastorno por déficit de atención (TDA) en los que se encuentran alteraciones en la conectividad entre la corteza orbitofrontal y la corteza cingulada anterior, lo que conlleva que los niños con TDA no activen los mismos circuitos corticales y como consecuencia tienden a compensar con otras áreas corticales, principalmente posteriores.

Aunque la estimulación táctil ha sido estudiada en múltiples procesos cognitivos todavía no se ha llevado a cabo un estudio sobre su eficacia en trastornos con déficit de atención (TDA), en los que la atención es clave en la reorganización de la actividad cerebral. En este sentido, sabemos que la atención es básica para la creación de nuevas conexiones neuronales, reorganización cortical y formación de circuitos cerebrales estables. El procesamiento espacial de estímulos no visuales en ciegos se reorganiza y amplía hacia áreas corticales occipito-parietales por lo que la estimulación táctil repetitiva a largo plazo en niños invidentes puede conllevar, a posteriori, la reorganización estable del córtex visual y sus conexiones con áreas parietales, responsables de los procesos atencionales espaciales. El objetivo de este estudio es analizar las modificaciones neurofisiológicas y clínicas en un grupo de niños ciegos diagnosticados de TDA después de un entrenamiento de seis meses de duración mediante estimulación táctil pasiva en la palma de la mano.

Para llevar a cabo este objetivo 8 niños invidentes fueron evaluados mediante los criterios DS;-IV-TR para el trastorno por déficit de atención y las escalas de Conners para padres y profesores para clasificar a sujetos con o sin trastorno por déficit de atención (TDA). Tres fueron diagnosticados de TDA y uno de TDA con hiperactividad (TDAH), éste último con tratamiento farmacológico con concerta 36 mg. Los 3 niños con TDA y el niño con TDAH constituyen el grupo TDA. El grupo control fue apareado en función de edad, sexo, nivel culturas, escolar y grado de deficiencia visual

La estimulación táctil se llevó a cabo con una matriz de estimulación táctil con 28x28 puntos de estimulación en la palma de la mano. Los estímulos táctiles pasivos consistieron en estímulos espaciales y con determinada orientación (vertical, horizontal y oblicua), incluyendo letras, palabras y números con repetición sistemática, ordenada y organizada con el fin de conseguir una mayor plasticidad cerebral. Se comenzó por estimular en primer lugar rayas en todas las posiciones, posteriormente una vez aprendidas éstas se siguió con letras y números para finalizar leyendo palabras letra a letra. Los ejercicios de estimulación táctil pasiva se llevaron a cabo dos veces al día (mañana y tarde) y duraron aproximadamente 30 minutos cada uno de ellos, a lo largo de 6 meses.

Se realizaron pruebas de atención en el grupo de niños control (n=4) y de niños con TDA (n=4) para medir la atención selectiva observando que las diferencias entre las puntuaciones obtenidas por el grupo control (72+/- 31,17) y grupo TDA (51,75 +/- 32,64) son significativas y, para evaluar la capacidad de atención sostenida [13] encontrando que no existen diferencias significativas entre el grupo control (1,75+/- 0,30) y el grupo TDA (1,15 +/- 0,85) aunque el grupo de TDA mostró una puntuación más baja en todas las pruebas de atención.

En relación con los resultados del entrenamiento táctil, al final del proceso de entrenamiento el número medio de estimulaciones del grupo control (431+/-47 miles de estímulos) y del grupo TDA (478+/-46 miles estímulos) fue similar (diferencias no significativas). Se evaluó la eficiencia del programa de estimulación táctil usando el paradigma odd-ball y anotando aciertos y errores antes y después del programa de estimulación y se observó un aumento significativo en el número de aciertos en el grupo control (inicio 40,75 +/- 11,95 versus final 58,75 +/-1,26, p=0,05), mientras que el grupo TDA no mejoró tras el programa de estimulación (inicio 37,25 +/- 11,70 versus final 38,50 +/-13,89). Como consecuencia, aunque ambos grupos tuvieron similares tasas de aciertos y errores al inicio, tras el programa de estimulación el grupo control mejoró significativamente con respecto al grupo TDA, tanto con un aumento en los aciertos (p=0.01) como con una disminución en los errores (p=0,03).

Los resultados de la latencia P300 mostraron algunas tendencias que se acercan a la significación. En concreto, al comienzo del programa de estimulación, el grupo TDA mostró mayor latencia P300 que el grupo control, que además era cercana a la significaciòn estadística (grupo TDA 342,5+/-22,98 versus grupo control 286,25+/-30,93, p=0,06). Al final del programa de estimulación se observó un aumento en la latencia P300 en ambos grupos y se mantuvo la tendencia de mayor latencia en el grupo TDA que en el grupo control (grupo TDA 360+/-38,94 versus grupo control 333,75+/-9,46, p=0,07).

El análisis de localización de fuentes cerebrales muestra que durante la tarea reconocimiento de líneas en el inicio del estudio la mayor actividad en el grupo control se localiza en áreas temporales superior y medias izquierdas, mientras que en el grupo con TDA las áreas más activas son áreas temporales medias y supramarginales derechas. Al final del estudio, en el caso del grupo control se conservan las mismas áreas de actividad, es decir, temporales superiores y medias, pero además se observa una mayor bilateralidad y se añade el área supramarginal izquierda. En el caso del grupo con TDA, se reduce drásticamente la actividad en las áreas de inicio del estudio y se reorganiza la actividad en áreas frontal inferior derecha y occipitales (cuneus) bilaterales.

En relación con los síntomas clínicos, al comienzo del programa de estimulación, la escala de sintomatología TDA mostró mayor puntuación total en los niños con TDA que en los niños control, tanto en la escala evaluada por los profesores, como en la de los padres. Esta diferencia disminuyó al final del programa de estimulación debido a una mejora en la puntuación del grupo TDA respecto al grupo control. Cuando se comparó la situación inicial y final, la disminución en la sintomatología TDA fue significativa mientras que en el grupo control, las diferencias entre inicio y final no fueron significativas. Asimismo, encontramos que al final de la estimulación táctil el grupo TDA obtuvo una mejora significativa en la subescala de desatención evaluada por los profesores y en la de problemas de conducta medida por los padres. Por último, las valoraciones subjetivas de los profesores y padres indicaron una mejoría en la actitud y postura, menos movimientos involuntarios, menos tics y un comportamiento general más tranquilo.

 

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