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BASES
EXPERIMENTALES PARA LA EVALUACIÓN DE LA ATENCIÓN
EN EL TDAH |
Ponente:
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Dr. Etchepareborda Máximo Carlos.
RED-CENIT (Centro de Neurodesarrollo Interdisciplinar )
c/Guardia Civil 22 bajo – 46020 Valencia, España
E-mail: red-cenit@telefonica.net ó mce@interar.com.ar
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Hora: 16.45 Dia
: 26 de Febrero del 2004 |
Resumen:
La evaluación experimental de la variable
temporal de la atención nos permite reconocer el comportamiento
normal y patológico de la misma. Su utilidad en la evaluación
de la población con compromiso de la atención (TDAH,
Alzheimer, Parkinson, lesiones frontales, etc.) es relevante para
definir el grado de afección y además para diseñar
un programa de entrenamiento posterior.
Los paradigmas atencionales destacados son la atención intermitente
(Attentional Blink), la ceguera para la repetición (Repetition
blindness), la detección a los cambios (Change detection),
el periodo psicológico refractario (Psychological refractory
period), el test de perseveración ó test de cambio
(Task switching), la preparación negativa y la preparación
positiva (Negative and positive priming).
Los pacientes con TDAH, mostraron una pobre identificación
de los estímulos target (T1) en las pruebas de atención
intermitente (Attentional Blink), así como también
revelaron una significativa mayor intermitencia de la atención
(AB) que en lo observado con el grupo control, especialmente para
los intervalos temporales entre los 300 y los 600 milisegundos después
de la primera letra target (T1).
Evaluación Clínica
La exploración del sistema prefrontal incluye
necesariamente el estudio de las funciones ejecutivas. Estas, son
un conjunto de habilidades cognoscitivas necesarias para realizar
tareas como la planificación secuencial de actividades, la
programación, la corrección de acuerdo a un plan,
la anticipación de eventos, la autorregulación a través
de los mecanismos de monitoreo pre, per y post-funcionales, la flexibilidad
cognitiva y la ponderación del tiempo y el espacio, entre
otros, Pineda 1996 [18].
El período de mayor desarrollo de las funciones ejecutivas
se realiza entre los 6 y los 8 años de edad, Pineda 1996
[19]. Así se adquiere la capacidad de autorregular el comportamiento
y la conducta, y se empiezan a fijar metas, y a anticipar eventos.
Según Luria, 1996 [20], el disturbio en
la organización del acto intelectual que alcanza a pacientes
con síndrome frontal, demuestra ser particularmente distinto
del proceso normal. Estos pacientes no someten las condiciones del
problema a un análisis preliminar y no confrontan sus partes
separadas, por eso, como regla ellos sólo toman fragmentos
al azar de las condiciones y empiezan a realizar operaciones lógicas
parciales sin intentar formular una estrategia general y sin confrontar
su operación con otros elementos de las condiciones del problema,
ninguno de ellos enfrenta el resultado obtenido con la condición
inicial o el modelo propuesto.
En ausencia de un adecuado control mental, las
acciones no se reorientarían según las experiencias
pasadas o según lo verbalizado en un momento dado.
Esta misma disociación entre el Lenguaje y la Acción,
se manifiesta en la dificultad para inhibir una respuesta ante un
estímulo y emitirla ante otro. Es lo que Luria y Drevre señalaban
como falta de reorientación a la acción [20]. La capacidad
de responder adecuadamente a diferentes consignas propuestas según
la demanda, se denomina flexibilidad cognitiva.
El funcionamiento de los lóbulos frontales está asociado
con los niveles más elevados de la función cortical,
incluyendo aquellos inherentes a la actividad intelectual, tales
como una conducta orientada a una meta y la planificación
conductual auto-dirigida.
Palabras claves:
Trastornos por déficit de atención con hiperactividad.
Atención intermitente. Ceguera para la repetición.
Detección de cambios. Periodo psicológico refractario.
Test de perseveración. Test de cambio. Preparación
negativa. Preparación positiva. Atención sostenida,
Atención selectiva. Control de espera. Control de impulsos.
Control de interferencia.
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