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Título: Fracaso escolar y epilepsia infantil.

Autor: Juan José García-Peñas.

Institución / Centros de Trabajo:

Sección de Neuropediatría. Hospital Infantil Universitario Niño Jesús. Madrid.

Unidad de Epilepsia. Hospital San Rafael. Madrid.

 

Introducción.

Los trastornos comórbidos como el fracaso escolar, las alteraciones del aprendizaje, los déficits cognitivos, los problemas de conducta y las dificultades en la esfera psicosocial son frecuentes entre los niños epilépticos y muchas veces son aún más invalidantes que las propias crisis epilépticas al repercutir muy negativamente sobre la calidad de vida del niño y de sus padres.

Hablamos de fracaso escolar cuando un niño no es capaz de alcanzar el nivel de rendimiento medio esperado para su edad y nivel pedagógico. Dado que el único criterio para evaluar el éxito o el fracaso en el progreso escolar de los niños son las calificaciones, el fracaso escolar se traduce en suspensos. No se trata de uno o dos suspensos en alguna evaluación, que pueden ser absolutamente normales y superables, sino de cuando las calificaciones son negativas al finalizar el curso escolar. 

Fracaso Escolar y Epilepsia.

Las personas con epilepsia tienen como grupo un nivel cognitivo y sociocultural menor que la población general. Sin embargo, en aquellos con una epilepsia bien controlada durante la edad pediátrica y que logran un buen nivel de educación básica, dicho nivel se equipara al de la población general.

Hasta un 60% de los niños epilépticos muestran una capacidad intelectual normal. Sin embargo, un 25-50% de la población epiléptica infantil tiene conocimientos escolares inferiores a la media para su edad, lo cual implica un alto riesgo evolutivo de fracaso escolar. 

Cuando se compara la epilepsia con otras enfermedades crónicas infantiles como el asma o la diabetes mellitus, encontramos que los niños con epilepsia obtienen un peor rendimiento global en tareas escolares como lectura, escritura, matemáticas y lengua.

Los factores que condicionan el fracaso escolar y las alteraciones de aprendizaje en el niño epiléptico son muy heterogéneos y con muy diferente grado de gravedad clínica, incluyendo: factores propios de la epilepsia, factores de índole psicosocial, y factores derivados del tratamiento antiepiléptico. En la gran mayoría de los pacientes, el fracaso escolar es un problema multifactorial, no sólo atribuible a la epilepsia o a los fármacos de forma aislada, sino que además se debe considerar siempre la influencia de los factores psicosociales escolares y familiares.

El papel de la epilepsia en el fracaso escolar del niño epiléptico.

En este aspecto, influyen factores muy diversos como son el debut de la epilepsia en edades tempranas de la vida, el efecto nocivo de determinadas crisis epilépticas repetidas, la etiología estructural de la epilepsia, la refractariedad precoz de la epilepsia al tratamiento médico, el desarrollo de encefalopatías epilépticas, los status epilépticos (SE) recurrentes, la presencia de frecuentes crisis subclínicas, y la alta tasa de descargas epileptiformes intercríticas en el electroencefalograma (EEG).

El papel de los factores psicosociales en el fracaso escolar del niño epiléptico.

En este apartado, destacan diversos factores como son el estigma social, el estilo sobreprotector de padres y educadores, el mayor absentismo escolar del niño epiléptico, la baja autoestima y la tendencia al aislamiento social, el potencial riesgo de acoso escolar por los compañeros y/o por los profesores, el abandono precoz de la escuela, la falta de programas escolares con una adecuada adaptación curricular y con apoyos psicopedagógicos bien reglados, y el mayor riesgo de maltrato infantil en el niño epiléptico.

El papel de los fármacos antiepilépticos (FAE) en el desarrollo del fracaso escolar.

Los trastornos de aprendizaje y de conducta en la epilepsia infantil se presentan muchas veces como expresión del desequilibrio existente entre los beneficios potenciales de la terapia anticomicial y los efectos adversos (EA) cognitivos de los FAE. 

Todos los FAE comercializados en la actualidad pueden afectar la función cognitiva, la conducta y/o el aprendizaje global. Sin embargo, esos trastornos son mucho más frecuentes cuando consideramos FAE de primera generación, pautas de politerapia, titulación rápida de dosis del FAE y presencia de niveles séricos elevados. Con respecto a los FAE de primera generación, existe evidencia de clase I con respecto a los EA cognitivos deletéreos de fenobarbital, benzodiacepinas y fenitoína. En cuanto a los FAE de segunda y tercera generación, existe aún muy poca información disponible y ésta es muy contradictoria. Sin embargo, se conocen bien los EA cognitivos específicos de algunos FAE como topiramato sobre memoria, atención y lenguaje, con un nivel de evidencia clase III.

Conclusiones. 

El fracaso escolar en el paciente epiléptico tiene un origen multifactorial. El plan de actuación global en estos pacientes debe incluir aspectos como la detección precoz de las alteraciones del aprendizaje, de las posibles anomalías neurocognitivas, de las alteraciones comportamentales y de los datos de un posible TDAH; evitar la actitud negativa de los profesores, la actitud sobreprotectora de padres y profesores y el desarrollo de baja autoestima en el niño epiléptico; regular correctamente los apoyos psicopedagógicos y una potencial adaptación curricular de contenidos escolares.

 

 

 

 

 

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