La ATAXIA es un síntoma que indica alteración en la postura y en el movimiento cuyo control reside en el cerebelo y vías aferentes (cordones posteriores y zona frontal).
Entre sus manifestaciones se encuentra la “marcha atáxica”, caracterizada por una deambulación titubeante y con base amplia, abriendo las piernas y con movimientos en vaivén que dan la sensación de inestabilidad. Es similar a como se andaría dentro de un tren en marcha.
Con una alteración cerebelosa central (vermis cerebeloso), tendrá movimientos adelante y atrás, y de cabeza. Si la afectación es de un hemisferio cerebeloso se desviará hacia la dirección del hemisferio cerebeloso afectado, con dismetría e hipotonía de las extremidades del mismo lado de la lesión. La afectación frontal bilateral aferente ocasiona síntomas iguales a los de afectación cerebelar.
El cerebelo sitúa o nos informa de la localización de las extremidades en el espacio. Para esto se ayuda de la información visual y de la propioceptiva (cordones posteriores de la médula). Cuando falla la información propioceptiva debe recurrir a la información visual, sin la cual desconoce el lugar donde se sitúan los pies o las manos, ocasionando pérdida de equilibrio o dismetría. Es por esto que deben mirarse los pies cuando andan, o tienen tendencia a caerse cuando cierran los ojos (signo de Romberg). Al andar elevan mucho los pies y golpean el suelo con poca delicadeza.
Otra característica de la lesión cerebelosa es el “habla escándida”. Se refiere a un habla típica con volumen que varía como explosiva a veces, y lenta con mayor separación entre las sílabas.
Se precisa de una completa exploración de la función cerebelosa. El cerebelo coordina el movimiento motor, que como ya hemos visto, precisa de la información sensitiva que ofrecen los nervios periféricos, los cordones posteriores de la médula y la corteza frontal.
Durante la exploración, el niño debe permanecer de pie, con los ojos abiertos y luego cerrados. Tituberá o caerá del lado del hemisferio cerebelar afectado. Si se mantiene en su posición con los ojos abiertos, pero se cae con los ojos cerrados (Romberg positivo), hay una alteración de la función cerebelosa como por ejemplo una lesión de los cordones posteriores de la médula.
Al caminar en línea recta tendrá un aumento de la base de sustentación y tambaleante, lo que dificultará la prueba de caminar en tándem. La lesión de un hemisferio cerebeloso originaría una desviación hacía el lado de la lesión.
Los síntomas en los miembros superiores debidas a una alteración cerebelosa incluirían un “temblor intencional” con dificultad para la coordinación fina. Las anomalías son del mismo lado de la lesión.
También se utiliza el palmeo de una mano sobre la otra mano, alternando pronación - supinación; se valora así la disdiadococinesia. Valorar cada mano por separado permite ver si la mano que debe permanecer quieta presenta movimientos en espejo (sincinesias). Otras pruebas son la prueba dedo-nariz, y talón-rodilla-espinilla. Todos estos movimientos precisan la indemnidad de la función cerebelosa, alterándose el ritmo y la fluidez del movimiento cuando el cerebelo está alterado.
La inclinación de la cabeza a un lado también puede asociarse a patologías en el cerebelo y también a un aumento de la presión intracraneal.
La ataxia es un síntoma complejo que requiere una valoración neuropediátrica.
Equipo Invanep